Pecado

 

Desde una perspectiva bíblica, el pecado es un estado de alienación de Yahwéh además de ser un acto que está lógicamente mal. La Biblia provee las siguientes definiciones acerca del pecado:

"Todo aquel que comete pecado también infringe la ley, pues el pecado es infracción de la ley." (1 Juan 3:4)

"Toda maldad es pecado . . ." (1 Juan 5:17).

Nosotros obtenemos nuestro conocimiento acerca del pecado mediante la ley, tal y como se nos dice en Rom.3:20 y 7:7.

"Porque por las obras de la ley nadie será justificado delante de él; pues por medio de la ley viene el reconocimiento del pecado." (Romanos 3:20).

"...yo no habría conocido el pecado sino por medio de la ley; porque no estaría consciente de la codicia, si la ley no dijera: no codiciarás." (Rom. 7:7).

La Ley acerca de la cual hablan estos pasajes del Nuevo Testamento está bastante clara. Rom 7:7 es una cita directa de los Diez Mandamiento y, por lo tanto, los Diez Mandamientos deben incluirse entre las leyes que los creyentes del Nuevo Testamento debe de obedecer a fin de evitar el pecado.

Nuestra obediencia a los Diez Mandamientos debe brotar del corazón, de nuestro amor a Yahwéh. Cuando obedecemos estos mandamientos estamos cumpliendo dos de los mas importantes mandamientos: amar a Yahwéh con todo nuestro corazón y amar al prójimo como a nosotros mismos." (Mat. 22:36-40).

Sin embargo, el pecado no se evita sencillamente guardando la letra de estas leyes. Yeshua el Mesías vino para ensalzar la ley, como enseñó en Mat. 5:21,22,27,28. El guardar los mandamientos va más allá de la letra para pasar al espíritu de la ley. Si usted comete adulterio evidentemente ha quebrantado la ley y ha pecado, pero aunque solo codicie a una mujer en su corazón ya ha pecado usted y lo mismo se aplica a todos los mandamientos.

Algunas personas enseñan que la letra de la ley ha sido abolida y solo es necesaria la obediencia al espíritu de la ley. Sin embargo, el quebrantar el espíritu de la ley es la semilla que nos lleva a transgredir la letra. La codicia de la carne para desear a una mujer es la semilla que lleva a cometer el acto de adulterio y en cualquiera de estos dos casos es pecado.

Santiago reconoce los Diez Mandamiento como "la ley de la libertad" (San. 2:12) y "la perfecta ley de la libertad" (San. 1:25). Esta perfecta ley de la libertad hace posible el conocimiento del pecado. Sabemos que estamos pecando cuando quebrantamos o bien el espíritu o la letra de esta ley.

El Apóstol Pablo nos ha enseñado en Romanos 3:10 y 23 que no hay ni uno solo que sea justo "porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de [Yahwéh]."

"Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros." (1 Juan 1:8).

Como resultado de nuestros pecados debemos de pagar el precio definitivo: "porque la paga del pecado es muerte..." (Rom. 6:23), pero el versículo 23 nos ofrece el remedio para el pecado: "pero el don de [Yahwéh] es vida eterna en Yeshua el Mesías nuestro Maestro." Yeshua es "el camino, la verdad y la vida." Gracias a su sangre derramada podemos ser limpios de nuestros pecados y recibir vida eterna en lugar de la muerte eterna.

"Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad." (1 Juan 1:9).

Amigos, no os dejéis engañar. El pecado produce la separación entre vosotros y Yahwéh, vuestro Creador. Tienen ustedes que reconocer su pecado, arrepentirse de él y ser bautizados en el nombre de Yeshua el Mesías para que les sean perdonados sus pecados. Solo entonces tendrán ustedes paz consigo mismos y con su Padre Celestial.

 

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