"¿Salvos de qué?" sería la lógica respuesta. La contestación a ambas preguntas se encuentra en la Biblia. Leamos lo que nuestro Creador inspiró a hombres a escribir respecto al tema.
El profeta Isaías escribió:
"Vuestras iniquidades son las que hacen separación entre vosotros y vuestro Elohim. Vuestros pecados han hecho que su rostro se oculte de vosotros para no escuchar." (Isa. 59:2)
El pecado ha causado la separación entre nuestro Creador, Yahwéh Todopoderoso, y nosotros. ¿Pero qué es el pecado?
"Todo aquel que comete pecado también infringe la ley, pues el pecado es infracción de la ley." (1 Juan 3:4)
Cuando una persona quebranta las leyes de Yahwéh peca y se somete a la pena de la muerte.
"Porque la paga del pecado es muerte" (Rom. 6:23a).
Nuestro amante Creador ha provisto un camino para escapar a la pena de muerte si lo aceptamos. Ese camino es por medio de su Hijo unigénito, Yeshua el Mesías.
"Porque de tal manera amó Yahwéh al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16)
"El que creen en el Hijo tiene vida eterna; pero el que desobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Yahwéh permanece sobre él." (Juan 3:36)
"Si confiesas con tu boca que Yeshua es el Señor, y si crees en tu corazón que Yahwéh le levantó de entre los muertos, serás salvo." (Rom. 10:9).
Es necesario que la persona crea que Yeshua es el Hijo de Yahwéh y que es el único camino a través del cual se puede ser salvo de la pena de muerte. Esto queda claro leyendo el texto completo de Rom. 6:23.
"Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Yahwéh es la vida eterna por medio de Yeshua nuestro Mesías y Señor."
¿Cómo podemos recibir este don de vida eterna en lugar de la muerte eterna?
"Si confesamos nuestros pecados, El [Yahweh] es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad." (1 Juan 1:9).
El "confesar nuestros pecados" quiere decir orar a Yahwéh Todopoderoso, nuestro Creador, expresando nuestro dolor por haber transgredido Sus leyes (haciendo cosas que le desagradan a El) y tener la seguridad de que perdonará nuestros pecados. La Biblia llama a este proceso "arrepentimiento." El apóstol Pedro dijo: "Arrepentios y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Yeshua el Mesías para perdón de vuestros pecados y recibiréis el don del Espíritu Santo." (Hec. 2:38). Si nos arrepentimos sinceramente, dejaremos de cometer los mismos pecados que cometíamos antes de arrepentirnos. El ladrón tendrá que dejar de robar y el mentiroso de mentir, etc. etc.
Al continuar yendo en aumento nuestro conocimiento de la verdad aprenderemos cuál es la voluntad de nuestro Creador y Sus leyes y daremos muestra, de manera natural, de los resultados de nuestro arrepentimiento y del perdón de Yahwéh haciendo buenas obras.
"...para que se arrepientan y se conviertan a Yahwéh, haciendo obras dignas de arrepentimiento." (Hec. 26:20).
Como dijo Pedro, una vez que nos hayamos arrepentido de nuestros pecados nos queda una cosa por hacer. Es preciso que seamos "bautizados" o totalmente inmersos en el agua, en el nombre de Yeshua, como imagen simbólica de nuestra participación en la muerte, entierro y resurrección de nuestro Salvador.
"¿Ignoráis que todos los que fuimos bautizados en Yeshua el Mesías, fuimos bautizados en su muerte? Pues, por el bautismo fuimos sepultados juntamente con él en la muerte, para que así como el Mesías fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida." (Rom. 6:3, 4).
Por medio del bautismo, ilustramos, de manera simbólica, la muerte de la persona que acostumbrábamos a ser (nuestro "viejo hombre") enterrándolo bajo el agua. Cuando nos levantamos de la tumba húmeda simbolizamos nuestra resurrección de entre los muertos para vivir una vida nueva, de acuerdo con la voluntad de nuestro Padre celestial.
El ser libres de la pena de muerte, algo que nos concede nuestro Creador, es un don gratuito y está al alcance de todos los hombres.
"Yahwéh no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; mas bien, es paciente para con vosotros, porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento." (2 Ped. 3:9).
El arrepentimiento y el bautismo darán como resultado una fe vibrante en Yahwéh y en lo que ha llevado a cabo Yeshua a nuestro favor mediante su muerte. Sin esa fe es imposible agradar a Yahwéh, como leemos en Heb. 11:6.
"Pero sin fe es imposible agradar a Yahwéh, porque es necesario que el que viene a El crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan."
Aprópiese usted el don gratuito de la salvación y de la vida eterna que le ofrece su Creador mientras piensa usted en ello, en su mente y en su corazón. Las preocupaciones de este mundo con todas sus distracciones y atractivos pueden impedirle fácilmente que tome esa decisión en el futuro. Ahora es el momento para decidir entre la vida y la muerte.